Horacio Silvestre Quiroga

Su infancia quedó marcada por la trágica muerte de su
padre al producirse un disparo accidental de su escopeta cuando descendía de
una embarcación. Tras la tragedia la madre se trasladó con sus hijos a Córdoba,
en 1891 su madre se casó con Ascencio Barcos. Fue un buen padrastro para el
niño, pero la tragedia se cebó de nuevo para la familia ya que éste sufrió en
1896 un derrame cerebral que le impedía hablar y se suicidó disparándose con
una pistola.
Siempre fue buen deportista y amante de la mecánica y
la construcción, pero además a los veintidós años comenzó sus primeros tanteos
poéticos. Descubrió la obra de Leopoldo Lugones y Poe, que marcaron claramente
su escritura. Mientras trabajaba y estudiaba, colaboraba con las publicaciones
de “La Revista y La Reforma”. 1904 publicó El
crimen de otro, sus primeros cuentos fueron publicados en la revista Argentina
Caras y Caretas. Al año siguiente se
enamoró de una de sus alumnas y consiguió convencer a sus padres no sólo de
permitieran el matrimonio sino que vinieron a vivir a la selva con ellos. En
1911 nació su hija Eglé Quiroga. Al año siguiente nació su hijo menor, Darío.
Se ocupó él personalmente de la educación de sus hijos un tanto especial
adaptada a la necesidades de la vida en la selva, de modo que fueran autónomos.
Su esposa cayó en una profunda depresión y se suicidó tomando veneno. Tras el
suicidio de su esposa, Quiroga se trasladó con sus hijos a Buenos Aires, donde
recibió un cargo de Secretario Contador en el Consulado General uruguayo en esa
ciudad. Apareció
en esta época uno de sus libros más famosos: Cuentos de la selva.
El escritor se dedicó a la crítica cinematográfica,
teniendo a su cargo la sección correspondiente de la revista Atlántida. En 1927 se publicó Los desterrados. Se enamoró de María Elena Bravo, compañera de
escuela de su hija Eglé, se casaron ese mismo año.
Comezó a sufrir una prostatitis, y su mujer lo
abandonó llevándose a su hija. Se descubrió que las molestias eran en
realidad de origen canceroso, tras su regreso a Buenos Aires para ser internado
en el hospital, ante tal diagnóstico el 19 de febrero de 1937 Horacio Quiroga
bebió un vaso de cianuro que lo mató pocos minutos después.
Las desgracias siguieron a la familia y más o menos al
mismo tiempo que el gran poeta, Eglé Quiroga, hija mayor de Horacio, se suicidó
también. Su amigo Leopoldo Lugones se suicidó un año después por motivos
amorosos. Finalmente, su hijo varón, Darío, se suicidó en un arranque de
desesperación en el año 1951. En 1977 fue publicado Cuentos de amor, de locura y de muerte.
Su obra estuvo marcada por la influencia reconocida de
Kipling, Conrad y, sobre todo, Edgar Allan Poe. En sus cuentos reina una
atmósfera de alucinación, crimen, locura situada en la Naturaleza salvaje de la
selva.
Una vida triste
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